Si tienes piel sensible, sabes lo complicado que puede ser encontrar un protector solar que te proteja sin irritar tu piel. La buena noticia es que existen muchas opciones diseñadas especialmente para cuidar este tipo de piel. Aquí te ayudamos a elegir el ideal para ti, ¡así que sigue leyendo!
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Opta por fórmulas minerales.
Los protectores solares minerales son los mejores amigos de la piel sensible. Contiene ingredientes como el óxido de zinc o el dióxido de titanio, que se encargan de formar una barrera física que refleja los rayos UV. A diferencia de los protectores químicos, estos son menos irritantes porque no se absorben en la piel.
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Busca fórmulas sin fragancia.
La fragancia es uno de los principales culpables de la irritación en la piel sensible. Siempre elige un protector solar sin fragancia para reducir el riesgo de enrojecimiento o brotes.
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Revisa que sea hipoalergénico.
La etiqueta “hipoalergénico” indica que el producto ha sido formulado para minimizar las probabilidades de causar alergias. Esto no garantiza que sea 100% seguro para todos, pero es un buen indicativo de que el protector solar está hecho pensando en pieles reactivas.
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Asegúrate de que sea ligero y libre de aceites.
Si tienes piel sensible y, además, propensa a ser grasa o mixta, es fundamental optar por protectores solares ligeros y libres de aceites. Esto evitará la obstrucción de poros y mantendrá tu piel sin esa sensación pegajosa que tanto nos molesta.
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SPF 30 como mínimo.
La protección solar debe ser efectiva, así que asegúrese de que el protector tenga al menos SPF 30. Este nivel es suficiente para protegerle del 97% de los rayos UVB, pero si pasas mucho tiempo al aire libre, podrías necesitar un factor de protección más alto.
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No te olvides de la protección de amplio espectro.
Siempre elige un protector solar que proteja de los rayos UVB, los rayos UVA y la luz azul. Los rayos UVB son los principales responsables de las quemaduras solares, mientras que los rayos UVA penetran más profundo y pueden causar envejecimiento prematuro.
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Haz una prueba de parche.
Antes de aplicarte un nuevo protector solar por todo el rostro, prueba un poco en una pequeña área de tu piel, como detrás de la oreja. Así podrás asegurarte de que no te cause ninguna reacción adversa.