Si ha habido una constante durante esta pandemia por COVID-19 es el estrés. Entre el encierro, las múltiples actividades que no terminan nunca, la inestabilidad laboral y económica, la escuela vía remota y el no poder socializar cara a cara, estamos agotadas emocionalmente y, por supuesto, estresadas con tanta incertidumbre.
Este combo de agotamiento emocional más estrés por supuesto que altera nuestro metabolismo causando problemas para dormir, alteraciones en la digestión e irritabilidad y…adivina quién no puede ocultar todo lo que te pasa…por supuesto ¡tu piel!
Una investigación realizada en el 2017 por Anamaría Jòvic (El impacto del estrés psicológico en el acné) dice que cuando sufrimos estrés, nuestro cuerpo produce hormonas (tales como cortisol y andrógenos adrenales), neuropéptidos (proteínas nerviosas como las endorfinas y la insulina) y citocinas inflamatorias (pequeñas proteínas que desencadenan la inflamación) que tienen influencia en el comportamiento de las glándulas sebáceas y pueden empeorar el acné. Si a todo esto, le agregamos que cuando estamos estresados nos tocamos más frecuentemente la cara, la aparición del acné es mucho más probable.
¿Y qué podemos hacer? Pues al mal tiempo buena cara, hay que tomar las cosas con calma y seguirnos cuidando con el uso de los cubrebocas, la distancia social y el aislamiento. Sin embargo, no estaría mal que hicieras tiempo para ti e integraras una actividad que ayude a tu bienestar. Haz meditación, yoga, pilates, sal a dar una vuelta a la manzana con tu perro, cocina…en fin, realiza alguna actividad que te haga sentir mejor y que ayude con los niveles de estrés. Si eres constante, te ayudará a regular tus horas y profundidad del sueño, la digestión y estarás mejor, emocionalmente hablando.
Por otro lado, una rutina de cuidado de la piel es regalarte un momento. No hay nada como observarte frente al espejo y chiquearte para hacerte sentir mejor. Esta es una rutina básica a seguir:
1.- Limpieza suave por la mañana y por la noche. Siguiendo esta idea de ser suaves y amables con nuestro cuerpo, usa limpiadores que no sean muy agresivos. La hora de la limpieza es muy importante pues, por la mañana, prepara la piel para los productos que le pondremos y que la protegerán el resto del día. Por la noche, limpia de todas las impurezas que acumulamos en la jornada. También, prepara la piel para los productos que la mejorarán mientras dormimos.
2.- Hidratación. Hidrata tu piel con productos específicos, que ayuden a mantener el equilibrio y que absorban el exceso de sebo o regulen su producción, esto para mantener una piel sana, radiante y luminosa (que no brillante).
3.- Por la mañana usa un producto con factor solar que te proteja tanto de la luz azul como de los rayos del sol.
Y no olvides que, consultar a los especialistas (en este caso a un psicólogo y a un dermatólogo) siempre es la mejor recomendación para mantenernos saludables y felices.